Iniciarse en un deporte puede ser una decisión difícil de tomar. Más incluso si te atrae una actividad como la escalada, un deporte en pleno auge y que cada día engancha a más personas, pero que sigue sin tener mucho hueco en los medios de comunicación y sobre el que aún hay mucho desconocimiento. Pero la escalada tiene una ventaja sobre otros deportes: cualquier persona puede probar, aunque sea un día, y tener una experiencia positiva. Un bautismo de escalada puede ser la actividad perfecta para un puente o unas vacaciones, y también el principio de una nueva pasión que te acompañe el resto de tu vida.
Pero, ¿en qué consiste un bautismo de escalada? Un bautismo de escalada es una sesión de iniciación en la que aprenderás en qué consiste la escalada indoor u outdoor, en roca o en rocódromo, y descubrirás las posibilidades que ofrece como deporte, actividad de entrenamiento y espacio de ocio. Una experiencia que se puede practicar en compañía, con familia y amigos de diferentes edades y condición física, y que te puede ayudar a decidir si la práctica de la escalada va contigo. Aunque la respuesta sea no, habrás disfrutado de una actividad diferente y divertida, en un entorno seguro y con el asesoramiento y acompañamiento de profesionales.
Aún así, la respuesta más habitual tras una jornada en el rocódromo o en la naturaleza, tocando las rocas y disfrutando de un entorno privilegiado, es querer continuar. Tras un primer día en el que se aprenden las técnicas básicas de la escalada y cómo usar el material y los auto aseguradores, la mayoría de recién bautizados en el mundo de la escalada se decide a volver al rocódromo, o busca como seguir su recorrido en la roca. Y hay muchos tipos de perfiles, con deseos muy diferentes en torno a este deporte tan completo: el ejercicio físico, la preparación mental, la faceta más lúdica, la capacidad de probarse a uno mismo, la sensación de libertad…
¿Quién puede hacer un bautismo de escalada?
Los perfiles a los que va dirigido un bautismo de escalada son tan amplios como el propio deporte. Mientras contemos con unas condiciones físicas que nos permitan desarrollar los movimientos, nunca es tarde o demasiado pronto para adentrarse en este universo. Los niños y niñas pueden comenzar desde edades muy tempranas en este deporte, en las escuelas de escalada se dan clases desde los tres y cuatro años, pero es una capacidad que se desarrolla desde el primer año de vida.
En cuanto a los adultos, las posibilidades son igualmente amplias. Una vez aprendido lo básico, es recomendable comunicarse con el profesional que nos acompañe, para que nos oriente sobre los temas que más nos interesen. Sobre la escalada y sus secretos y también sobre las múltiples posibilidades que nos abre esta nueva experiencia. Por ejemplo, si practicas otros deportes, podrás dotar de más variedad a tu entrenamiento, o si te interesan otras disciplinas en las que es necesario tener nociones de escalada, como la espeleología, tendrás al fin los conocimientos para practicarlas de forma autónoma.
¿Qué necesito para mi primer día en roca o rocódromo?
La mayoría de empresas y profesionales que ofertan bautismos de escalada incluyen todo el material necesario para el desarrollo de la actividad. Los elementos básicos para realizar la actividad son casco, arnés y pies de gato, además de frenos, mosquetones, cuerdas… Por lo tanto, si es tu primera vez y no cuentas con ese material, no te preocupes, no hace falta que asumas la compra de todo el equipo para la primera prueba. Si cuentas con material propio y te sientes más como con él, también puedes llevarlo. Puede ser la oportunidad de descubrir todas las funcionalidades de tu equipo personal.
¿Qué beneficios tiene la escalada?
La escalada es una actividad integral que desarrolla la resistencia, la agilidad, la fortaleza y concentración. Es un deporte que activa y utiliza todo el cuerpo; se trabajan todos los grupos musculares, potenciando que ganemos resistencia muscular que nos permite aumentar la fuerza y la definición de los músculos. Además, la escalada exige una gran movilidad articular, especialmente a la hora de mantener posturas no del todo naturales que nos faciliten el ascenso. Estas posiciones que no son comunes en nuestra rutina diaria hacen que mantengamos activos muchos segmentos corporales.
Los beneficios de la escalada no se limitan a la parte física. Este deporte mejora el equilibrio y la propiocepción al estar sujetos prácticamente todo el tiempo y tener que manejar nuestro cuerpo en un espacio reducido. También influye positivamente en nuestra capacidad de concentración en tanto que cada movimiento requiere total atención, mientras escalamos repasamos mentalmente los movimientos. Cada bloque es un reto, un enigma a descifrar.
Y en la parte mental, su influencia positiva es innegable. Practicar escalada nos causa alegría y reduce el estrés. Cuando estamos cogidos a la pared, no hay nada más en el mundo. No hay espacio para el estrés y los problemas del día a día, perdemos la noción del tiempo experimentando una enorme satisfacción y optimizando nuestras destrezas y habilidades. Y no hay nada comparable a la sensación de superar retos y buscar nuevos objetivos.
¿Y si me engancha la escalada?
Si tras un bautismo de escalada te quedas con ganas de más, tienes muchas opciones a tu alcance. Eso sí, tras una sola sesión es arriesgado enfrentarse a un reto mayor de forma autónoma. Para seguir con tu formación y llegar a poder escalar de forma libre es recomendable realizar sesiones más avanzadas, probar con cursos específicos o lanzarse a la formación más concreta y duradera que ofrecen las escuelas de escalada. Al final, la mejor fórmula para disfrutar de la escalada es hacerlo de forma segura y en base a nuestra experiencia previa. Paso a paso superarás cualquier muro. Y para empezar, ¿te atreves con un bautismo de escalada?
